Compartimos este documento del Ministerio de Educación, que cuenta las estrategias y acciones concretas de educación inclusiva en pro de un sistema de educación superior que potencie y valore la diversidad, promueva el respeto a ser diferente y facilite la participación de la comunidad. Explica los 5 retos contemplados en los lineamientos.
"A partir de hoy, comenzamos a entregarle al país de una serie de documentos que son el reflejo de la recuperación del liderazgo pedagógico que ha asumido el Ministerio de Educación durante este Gobierno y que recogen el legado de más de dos años de intenso trabajo, que consolidan los avances que ha venido realizando el Ministerio de Educación Nacional en su búsqueda por una educación para todos y la construcción de una sociedad incluyente". Así lo destacó este martes, la ministra de Educación, María Fernanda Campo, durante el acto de lanzamiento del documento 'Lineamientos - Política de Educación Superior Inclusiva'.
En el evento, la titular de la Cartera Educativa señaló que el Gobierno Nacional ha asumido la tarea de reflexionar acerca de los desafíos y compromisos que debe tener la educación superior inclusiva para garantizar la paz, en aras de construir una sociedad más justa y equitativa en una situación de posconflicto.
El acto de lanzamiento también contó con la participación de la viceministra de Educación Superior, Patricia Martínez; la directora de la Fundación Saldarriaga Concha, Soraya Montoya; el director del centro de estudios interculturales de la Pontifica Universidad Javeriana de Cali, Manuel Ramiro Muñoz; la coordinadora de la Red Universitaria Latinoamericana y del Caribe sobre Discapacidad y Derechos Humanos, Sandra Katz; y rectores de Instituciones de Educación Superior (IES) del país, entre otros invitados.
La educación inclusiva, promotora de la diversidad
La educación inclusiva se define como una estrategia central para la inclusión social, cumpliendo con dos características principales: primero, promover el respeto a la diversidad, lo cual implica en el contexto colombiano entender y proteger las particularidades de los estudiantes y eliminar el paradigma de que la inclusión comprende solamente las necesidades educativas especiales, propio de la discapacidad, para llegar a identificar las barreras para la participación y el aprendizaje propias del sistema.
Estas dos características hacen de la política de educación superior inclusiva uno de los principales estandartes que conducen a una educación de calidad en el marco de una sociedad más justa y equitativa, una sociedad que está preparándose para una situación de posconflicto.
El documento tiene como objetivo principal dar principios directores de política que, gracias a una rigurosa reflexión conceptual, den cuenta de estrategias y acciones concretas de educación inclusiva en pro de un sistema de educación superior que potencie y valore la diversidad (entendiendo y protegiendo las particularidades), promueva el respeto a ser diferente y facilite la participación de la comunidad dentro de una estructura intercultural.
Los cinco retos de la educación inclusiva
"Como lo evoca el documento de lineamientos, la educación inclusiva debe conducir a acciones concretas de política articuladas en torno a cinco retos fundamentales sobre los cuales es posible construir un sistema de educación superior inclusivo", destacó la jefe de la Cartera Educativa al tiempo que explicó cada uno de estos retos.
"En primera instancia, no hay educación inclusiva si no existen unos procesos académicos inclusivos. Es decir, si no existen un conjunto de criterios, planes de estudio, programas y metodologías que contribuyan al desarrollo integral del ser humano desde una perspectiva que relacione el proyecto institucional a una planeación curricular organizada y a una flexibilidad pedagógica en las formas de enseñanza y aprendizaje. Por ello, es importante concretar procesos académicos inclusivos desde las Instituciones de Educación Superior, lo que implica examinar la integralidad del currículo para hacerlo más flexible e implementar didácticas innovadoras que tengan en cuenta la diversidad estudiantil desde sus particularidades con el fin de desarrollar sus capacidades desde el aprendizaje", sostuvo.
En segundo lugar, Campo afirmó que la educación inclusiva no puede ser posible si no existen profesores inclusivos, que son quienes tienen el deber de participar de forma activa no solo en el desarrollo de los currículos, sino también en la transformación de sus prácticas pedagógicas desde un ejercicio autoreflexivo que valore y potencie la diversidad de sus estudiantes como parte del proceso educativo. Esto implica para la Instituciones de Educación Superior la implementación de procesos de formación permanente que permitan renovar el papel del profesor como ejemplo de vida.
Crear más espacios de investigación, innovación y creación artística y cultural, es el tercer reto contemplado en los lineamientos. Estos espacios, según indicó la Ministra, se conciben como una construcción colectiva de conocimiento que, pensada desde los actores sociales, tiene como fin último la apropiación social del conocimiento y los saberes, la comprensión de un contexto y su eventual transformación. La promoción de estos espacios desde las Instituciones de Educación Superior pasa por la promoción de centros, grupos y programas que aborden temáticas interdisciplinares sobre diversidad, interculturalidad, equidad, pertinencia y calidad.
En cuarto lugar, se debe fortalecer una estructura administrativa y financiera que soporte las acciones relacionadas con la atención a la diversidad. "Es decir, unas unidades que sustenten la organización de las estrategias y acciones relacionadas con los tres retos anteriores" - expresó Campo-. "La creación de estas unidades debe estar conformada por un equipo interdisciplinar que sepa articular y flexibilizar todos los procesos relacionados con la política. Para ello, las Instituciones de Educación Superior pueden formar 'agentes de educación inclusiva' que prioricen la atención de la diversidad estudiantil y la promuevan desde su área de desempeño".
El quinto reto hace parte de una política institucional inclusiva que sustente lo mencionado anteriormente. Se trata de una política que defina con claridad un cambio de mentalidad sobre cómo entender y atender la diversidad estudiantil. "La política institucional inclusiva permite identificar las barreras para el acceso y la participación propias del sistema en términos económicos, sociales, políticos, lingüísticos, culturales, geográficos y físicos; fomenta la participación activa de toda la comunidad e impulsa acciones concretas, como por ejemplo caracterizaciones periódicas de los estudiantes más propensos a ser excluidos del sistema, que rompen con el paradigma según el cual toda la responsabilidad cae en los profesionales del área de bienestar universitario", sostuvo, así como también recalcó en que para lograrlo, las Instituciones de Educación Superior tienen el desafío de replantearse la manera cómo sus valores y creencias son congruentes con los principios de la educación inclusiva.
Cobertura con igualdad de oportunidades
Durante la presentación de este documento, la ministra sostuvo, además, que el estudio que orienta lo que significa un sistema de educación superior inclusivo debe ir de la mano con la implementación del Índice de Inclusión para Educación Superior (INES), desarrollado por el Ministerio, y cuya tarea es ofrecer a las Instituciones de Educación Superior una herramienta confiable que les permita examinar cómo va su proceso de educación inclusiva".
El INES se construyó de manera paralela al documento de lineamientos de educación superior inclusiva y permitirá a las instituciones de educación superior reconocer las condiciones en que las se encuentran con respecto a la atención a la diversidad de sus estudiantes, así como analizar sus fortalezas y oportunidades de mejoramiento para priorizar, por medio de un proceso cualitativo, las decisiones que cualifiquen el aprendizaje, la participación y la convivencia de la comunidad en un marco de paz.
"La herramienta que hoy estamos lanzando, en el marco de este evento, da continuidad y coherencia al proceso de educación superior inclusiva y nos posiciona como país frente a un tema de vital importancia a nivel mundial como lo señala la UNESCO" -afirmó Campo-. "En síntesis, una educación inclusiva es una educación que incrementa la cobertura con igualdad de oportunidades en el acceso, lucha incesantemente contra la deserción y apoya la demanda estudiantil, permitiendo, de esta manera, asegurar una parte esencial del futuro de nuestras niñas, niños y adolescentes y jóvenes; un futuro construido en un país en paz.
¿Cómo se construyeron los lineamientos?
La educación inclusiva en la educación superior en Colombia es el fruto de un proceso que inició en el 2007 con un estudio sobre la identificación de las condiciones de acceso, permanencia y graduación de la población diversa en el sistema de educación superior. La construcción conceptual y metodológica inició desde el año 2010 y culminó en el 2013. En este tiempo, no sólo se desarrollaron las acciones estratégicas que son presentadas en el documento, sino también se recogió la normatividad y jurisprudencia que las sustentan. El texto fue elaborado por el equipo de la Subdirección de Apoyo a la Gestión de la IES del Ministerio de Educación y para su construcción se realizaron diferentes mesas de trabajo en varias regiones del país, donde participaron instituciones públicas del orden nacional, departamental y local, organizaciones sociales y representantes de distintos grupos poblacionales.
"Este proceso está articulado con la construcción de la política pública de educación superior donde, en el marco de los diálogos nacionales y en las discusiones realizadas en el Consejo Nacional de Educación Superior (CESU), se ha identificado que el acceso, la permanencia y la graduación se fundamentan en un sistema inclusivo. Es decir, de un sistema que al potenciar y valorar la diversidad de nuestros niños, jóvenes y adultos, entendiendo y protegiendo sus particularidades, se ha vuelto una prioridad para lograr una educación de calidad", recalcó la Ministra.
El texto, pionero en América Latina, responde al interés demostrado por las Instituciones de Educación Superior del país, de desarrollar este modelo educativo como núcleo vital de una sociedad que busca la paz desde la reparación y la reconciliación. Está compuesto por 3 capítulos tales como: La educación inclusiva en educación superior: enfoque conceptual; Dinámica de la educación inclusiva en la educación superior colombiana: procesos, principios y retos; y Estrategias y acciones de educación inclusiva en la educación superior colombiana. En estos capítulos se desarrollan temáticas relacionadas con la educación inclusiva como estrategia de inclusión social, las características de la educación inclusiva, el proceso de la educación superior inclusiva en Colombia, las estrategias para la implementación de ambientes educativos inclusivos en educación superior y los principios y retos para promover una política de educación superior inclusiva en Colombia, entre otras.
Logros en educación superior: acceso, permanencia y graduación
Durante la presentación del contenido del documento, la Ministra indicó que, en la práctica, una educación inclusiva aquella que incrementa la cobertura con igualdad de oportunidades en el acceso, lucha incesantemente contra la deserción y apoya la demanda estudiantil. "Como resultado de esta lucha, en tres años hemos logrado aumentar la tasa de cobertura de más de 9 puntos llegando a 46% y acercándonos así a la meta de 50% en el 2014".
Campo sostuvo, además, que entre el 2010 y el 2013, se ha alcanzado a reducir la tasa de deserción, pasando del 13% al 10,6%. "Es decir, que en este período conseguimos que 40.000 jóvenes permanecieran en el sistema y no desertaran, lo cual ofrece un panorama prometedor para las nuevas generaciones y nos acerca a una tasa de deserción de un sólo dígito", subrayó, al tiempo que explicó que en materia de acceso, desde el 2010, se han creado aproximadamente 429.000 nuevos cupos en educación superior, cuya mayoría ha sido generada por el impulso de una política de expansión de la cobertura en formación técnica, profesional y tecnológica.
Todo lo anterior también ha sido posible gracias al aumento histórico del financiamiento de la educación superior: actualmente, el 73% de las y los jóvenes reciben apoyo financiero con recursos del Estado. Por una parte, este apoyo se ve reflejado en la reestructuración del crédito educativo del Icetex, el cual ofrece mejores condiciones al implementar la tasa de interés real igual a cero durante toda la vida del crédito; beneficiar a 248.323 estudiantes de estratos 1, 2 y 3; y condonar el 25% del crédito al terminar estudios para el Sisbén 1, 2, 3.
Este apoyo es también el resultado de la ampliación de los recursos de financiación a las universidades públicas por un valor de 302 mil millones entre 2010 y 2013 para la base presupuestal. De igual manera, se destacan los recursos del Impuesto sobre la Renta para la Equidad (CREE) por un valor de $1,5 billones entre los años 2013 y 2015 y de la aprobación de la estampilla pro-Universidad Nacional y demás universidades públicas de la cual se espera aproximadamente un recaudo anual de $250.000 millones para los próximos 20 años.
Por otro lado, El Ministerio de Educación Nacional ha constituido con el Icetex y la Unidad de Víctimas, el 'Fondo de reparación para el acceso, permanencia y graduación en educación superior para la población víctima del conflicto armado', el cual permite que las víctimas reconstruyan su proyecto de vida y le apuesten a la educación como la posibilidad real de garantizar la no repetición de las experiencias vividas durante el conflicto.
Una educación superior para todos: el gran desafío
Antes de finalizar su intervención, la titular de la Cartera Educativa recalcó que la educación inclusiva se convierte en una herramienta central en la construcción de la paz y que esta es la apuesta que se está construyendo desde el Ministerio de Educación y que ha quedado incorporada en la construcción de la política pública de educación superior donde, en el marco de los diálogos nacionales y en las discusiones realizadas en el Consejo Nacional de Educación Superior (CESU), se ha identificado que el acceso, la permanencia y la graduación se fundamentan en un sistema inclusivo.
Campo también recordó que en este momento, el Viceministerio de Educación Superior está liderando las mesas internas de educación inclusiva, las cuales han permitido que los equipos de educación inicial, y preescolar básica y media, aborden los conceptos fundamentales de una educación para todos y las acciones que permiten seguir transformando el sistema educativo tomando como referente el desarrollo integral del ser humano como sujeto de derechos.
"Independientemente de los retos que pueden surgir la clave está en enfocarlos en la búsqueda de una educación de calidad. Por ello, la invitación que hoy quiero hacerles es que asumamos nuestra responsabilidad no solo de transformar desde la educación inclusiva realidades y desaprender los comportamientos violentos, sino también de repensarnos como una sociedad diversa e incluyente", concluyó.